Medidas de seguridad pueden causar miedo en París y Bruselas

BRUSELAS (AP) — En una estación ferroviaria de París, bastó la chispa que electrocutó a una paloma en las vías para que alguna gente nerviosa saliera corriendo en busca de refugio.

En Bruselas, el centro suele estar desierto salvo por los soldados fuertemente armados que patrullan entre advertencias del gobierno de que un ataque terrorista es “serio e inminente”.

Tales son las secuelas de los ataques del 13 de noviembre en París.

Algunos expertos dicen que a los europeos les tomará varios meses adaptarse psicológicamente a la vida después de los ataques en París y advierten que ciertas medidas tomadas para crear una sensación de seguridad podrían tener el efecto contrario al generar la impresión de una ciudad sitiada.

“Seguimos con nuestra vida cotidiana y cada tanto sucede algo indignante como un ataque terrorista en una noche de viernes cualquiera”, dijo el doctor David Purves, de la Sociedad Psicológica Británica. “Después de semejante shock, un hecho estadísticamente muy inusual puede parecer mucho más probable”.

Purves dijo que las medidas para tranquilizar a las personas, como soldados con metralletas y metros cerrados, podrían provocar el efecto contrario.

“En tiempos de incertidumbre, podemos interpretar esas señales como motivos para tener miedo: ¿para qué queremos soldados armados, salvo que exista peligro?”.

La estudiante universitaria belga Lotte Achterberg dijo que no le gusta ver tantos soldados en Bruselas.

“No es una sensación agradable verlos en todas partes con sus grandes armas”, dijo en una mañana soleada en la Grand Place, la gran plaza adoquinada del centro de la ciudad. “Parecen bandidos con las caras cubiertas, aunque tal vez sean muy amables. Me da miedo hablar con ellos”.

Algunos dicen que el estado de alerta máxima en Bruselas, impuesto el sábado y en principio hasta el lunes próximo, podría ser contraproducente.

“La gente no puede mantener un alto nivel de vigilancia para siempre”, dijo Neil Greenberg, especialista en salud mental de militares en el Kings College de Londres. Si el gobierno no explica mejor lo que sucede, la atención de los belgas podría disiparse, dijo. “Si no sucede nada, si no se descubre una gran conspiración o se efectúan arrestos, la gente pensará que es una reacción excesiva y el gobierno perderá credibilidad”.

Greenberg dijo que en general pasan varios meses antes de que la gente supere un suceso traumático, basado en la reacción de los londinenses a los ataques del 7 de julio de 2005, cuando cuatro suicidas mataron a 52 personas en el transporte público. Mucha gente dijo entonces que dejaría de usar el metro, pero seis meses después el número de usuarios era mayor que antes de los ataques.

En Bruselas, las autoridades regionales han incluido una “prima por peligro” de 50 euros diarios para conductores de autobuses que van a la capital, una medida que para muchos envía una señal equivocada tanto a los conductores como a los pasajeros.

Otros dicen que es importante que los sobrevivientes de sucesos traumáticos aprendan a interpretar posibles señales tales como ruidos fuertes en lugares de gran afluencia y reconocer las casi nulas probabilidades de un nuevo ataque en las semanas siguientes.

“No queremos reforzar la idea de que se cae el cielo”, dijo Frank Farley, expresidente de la Asociación Psicológica Estadounidense. Dijo que la mayoría de la gente en París y Bruselas padece niveles acentuados de ansiedad y que los grandes cambios en la rutina diaria no solo serían innecesarios sino que podrían beneficiar a los extremistas. “Los terroristas podrían estar felicitándose por ser capaces de alterar el funcionamiento del mundo occidental”.

Farley dijo que la inminente temporada navideña debería ser buena para el proceso de recuperación.

“Concentrarse en lo positivo siempre ayuda”, dijo. “Las fiestas deberían ser más importantes que los horrores de París y empezar a restarle dramatismo a esa experiencia”.

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