Veracruzano mantiene la tradición de la Rosca de Reyes en Miami

Por Pablo Tonini. Corresponsal

Miami, 5 Ene (Notimex).- Cuando el arquitecto Jaime Reynoso emigró a Estados Unidos desde el oriental estado mexicano de Veracruz, jamás se imaginó que terminaría elaborando roscas de Reyes en “La Pequeña Habana” de Miami, Florida.

En estos días su panadería “La Migaja”, ubicada en la céntrica Calle 8, se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Miami por la celebración de la llegada de los Reyes Magos.

Reynoso, un arquitecto aprendió el oficio de hornear de su bisabuelo y junto a su esposa Jocelyn experta culinaria del estado mexicano de Guanajuato, llegaron a Florida contratados por una firma restaurantera.

Pero ese negocio quebró y ellos optaron por unirse y crear una panadería tradicional mexicana.

Desde hace una semana la elaboración de las conchas, garibaldis y las corbatas está detenida en el local ubicado en “La Pequeña Habana”, debido a la alta demanda que tienen las roscas.

La Rosca de Reyes es un bizcocho ovalado, que según la creencia cristiana representa una corona, la cual se adorna con frutos secos. El niño (munequito) que se esconde dentro del pan recuerda el momento en que José y María escondieron al niño Jesús para salvarlo de Herodes.

El comerse el pan se relaciona a la comunión con lo sagrado del personaje recién nacido.

De acuerdo con la tradición, quien encuentre al niño en el pedazo de rosca, será quien lo cuide hasta el 2 de febrero, lo vestirá y lo presentará al templo, como lo presentó la Virgen María.

“Está creciendo bastante la tradición”, afirma Reynoso durante un receso en la elaboración del bizcocho, cuyos aromas de vainilla en el horneado se perciben en el local.

“El año pasado vendimos como unas 800 roscas y este año esperamos vender unas mil o mil 200”, de acuerdo con el panadero, quien afirmó que desde el mes de septiembre se prepara para estas fechas, pues algunos ingredientes como el acitrón (fruta seca) hay que traerlos desde México y como hay veda de la biznaga (un cactus), es difícil conseguirlo.

Los tamaños de las roscas varían y Reynoso ofrece una mediana de 30 dólares para 12 personas con tres muñequitos y la grande para 24 personas con cinco muñequitos y un precio de 50 dólares.

“Al que le toque el muñequito se encarga de comprarle su vestido y de hacerle la fiesta con tamales y atole”, apuntó Reynoso.

“Mucha gente que viene aquí ve la tradición y se le pega la curiosidad y también lo quieren hacer, es algo que se está contagiando”, explicó el panadero, quien se encarga de que sus hijos de tres y siete años, conozcan la tradición y ponen su zapato con una cartita para que los Reyes Magos les traigan juguetes.

“Es una tradición de toda la vida y tratamos de que nuestras hijas la conserven”, señaló Alfredo Lomelí, originario de la Ciudad de México, quien junto a su esposa Fernanda, acudieron a comprar una de las roscas.

“Tenemos dos hijas chiquitas (dos y cuatro años) y nos gusta es una tradición muy mexicana”, afirmó Alfredo, al señalar que desde hace siete años que viven en esta ciudad acuden al local a comprar su rosca.

Reynoso destacó además que la comunidad cubana realiza este fin de semana un “Desfile de Reyes” en la Calle 8 que ayuda a mantener viva la tradición entre la comunidad.

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