¿Por qué la obesidad es tan peligrosa?

Este es uno de los problemas más importantes que debe atender la salud pública

La obesidad es uno de los problemas de salud pública más importantes del momento, debido a los altos costes económicos, sociales, personales y de salud derivados, así como a su importante impacto en la calidad de vida a corto y largo plazo.

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Se trata de una enfermedad multifactorial, consecuencia de interacciones complejas entre influencias genéticas, socioeconómicas, sociodemográficas, conductuales y culturales, y que resulta del desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético.

Además, la obesidad constituye un factor de riesgo fundamental en el desarrollo de múltiples patologías: diabetes mellitus de tipo 2, enfermedad cardio-cerebrovascular, dislipemia, hipertensión arterial, síndrome de apnea obstructiva del sueño, infertilidad, hipogonadismo, enfermedad de hígado graso no alcohólico, osteoartritis, enfermedad por reflujo gastroesofágico y algunos tipos de cáncer.

No cabe duda de que la obesidad por sí sola se relaciona con una mayor mortalidad. Se estima que por cada incremento de 5 unidades de índice de masa corporal (IMC) por encima de 25 kg/m 2, la mortalidad general aumenta en un 29%; la vascular, en un 41%; y la relacionada con la diabetes, hasta en un 210%. En relación a la economía y la salud, aproximadamente en 8.4% de los presupuestos sanitarios son destinados a proporcionar tratamiento a enfermedades relacionadas con el sobrepeso.

Epidemiología

La obesidad está aumentando drásticamente en las últimas décadas; un análisis reciente con datos de 200 países estimó el incremento en el número de personas con obesidad de 105 a 650 millones en los últimos 40 años. Si esta tendencia continúa, en 2025 una quinta parte de la población mundial será obesa. Se calcula que al año, la obesidad provoca casi tres millones de muertes de forma directa en todo el mundo.

Prevención

Hay muchos factores relacionados con la obesidad: edad, estado civil, índice de ingresos o riqueza, residencia urbana, hábitos alimenticios perjudiciales y fácil acceso a la comida basura, embarazo, entorno obesógeno (urbanización e industrialización), mucho tiempo de inactividad, pocas horas de sueño, uso frecuente de transporte o estrés.

Diversos estudios publicados en la literatura médica sobre los cambios y efectos encaminados a prevenir la obesidad centrados en los principales factores de riesgo identificados modificables. Los puntos en común en la mayor parte de ellos se basan en intervenciones dietéticas, así como en la promoción de la actividad física.

Dieta

Este tratamiento requiere alcanzar un estado de balance negativo mediante la reducción del consumo energético. La dieta más recomendada es la mediterránea, que incluye la ingesta de vegetales (frutas y verduras, nueces, legumbres, semillas), cereales integrales (cereales, panes, arroz o pasta) y lácteos bajos en grasa, y limita la de carnes rojas y grasas, en particular, las saturadas.

Esta dieta ha sido calificada como la mejor para una pérdida de peso segura a largo plazo y reducir los factores de riesgo metabólico y cardiovascular. Algunos estudios con adultos han demostrado que el consumo de hidratos de carbono de mejor calidad (mayor contenido de fibra e índice glucémico más bajo), como los cereales integrales, las nueces, las frutas, las verduras y el yogurt, están asociados con un menor aumento de peso.

Actividad Física

El comportamiento sedentario se refiere al tiempo que pasas sentado, reclinado o acostado durante las horas de vigilia. La actividad física es mejor para prevenir el aumento de peso que para promover niveles marcados de adelgazamiento en la obesidad más grave.

Sin embargo, la actividad física se muestra fundamental para prevenir el incremento de peso progresivo en sujetos con sobrepeso u obesidad. El Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva recomienda de 150 a 250 minutos semanales de ejercicio cardiorrespiratorio de intensidad moderada y entrenamiento de resistencia para cada grupo muscular principal dos o tres días a la semana para prevenir el aumento de peso.

Subir escaleras es un método viable para aumentar la actividad física en el entorno público y laboral. Esta estrategia tiene importante atención, ya que tiene el potencial de utilizarse en la vida diaria de las personas.

Otros estudios han explorado acciones para evitar los medios de transporte al facilitar información sobre rutas locales para caminar y usar bicicletas en los desplazamientos.

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Autor: I.S. con información de Muy Interesante

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