La vida en el campo norcoreano, un reto lejos de Pyongyang

En esta imagen del 15 de septiembre de 2015, gente que pasa junto a un cartel que marca el 70mo aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte en Pyongyang, Corea del Norte. (AP Foto/Wong Maye-E) PYONGYANG, Corea del Norte (AP) — Mientras Corea del Norte prepara un gran espectáculo para celebrar el 70 aniversario del gobernante Partido de los Trabajadores, las dificultades cotidianas de la vida fuera de la capital —como encontrar agua potable y poner comida nutritiva en el plato todo el año— marcan un drástico, pero poco visible contraste con las grandes celebraciones que verá el mundo el 10 de octubre.

El espectáculo del aniversario de Corea del Norte promete ser de primera clase. Habrá movilizaciones masivas de ciudadanos que desfilarán, cantarán y crearán grandes mosaicos sosteniendo carteles que formen imágenes en alabanza al partido y a su líder, Kim Jong Un. Para asegurar que Pyongyang ofrece su mejor cara se han adornado considerablemente varios proyectos en construcción en la capital, que es de lejos la ciudad más desarrollada del país y resulta incluso relativamente cómoda para el creciente sector adinerado de la población.

Pero la vida en las provincias, y especialmente en las zonas rurales, es una historia muy diferente.

Antes de la llegada de hordas de visitantes, dignatarios y periodistas extranjeros que empiezan a llegar a Pyongyang para las celebraciones, un equipo de Associated Press Television News obtuvo autorización para viajar con Cruz Roja en una visita a una de esas comunidades en el condado de Sinyang, apenas a 150 kilómetros (100 millas) de Pyongyang pero a la que se tarda tres horas en llegar en automóvil por carreteras en su mayoría sin pavimentar.

En lugar de los nuevos bloques de apartamentos y carriles para bicicletas terminados en Pyongyang para el aniversario, la gente allí recién disfruta de una mejora mucho más fundamental: agua corriente y libre de enfermedades.

La zona sigue recuperándose de graves inundaciones y deslaves entre 2006 y 2013 que causaron muchas muertes y destruyeron viviendas e infraestructura básica, como carreteras, puentes y el sistema de distribución de agua.

Ante la acuciante necesidad, Cruz Roja emprendió en 2013 proyectos para reestablecer el suministro de aguas para 10.000 personas en Sinyang e instalaciones a pequeña escala de procesamiento de comida que ayudan a la gente a aprovechar al máximo lo que logran cultivar y reducir la cantidad de tiempo y trabajo que dedican a poner comida en el plato.

Los sencillos invernaderos colocados con apoyo de Cruz Roja suponen que la población local ahora puede cultivar vegetales todo el año. Aunque el hambre es poco común en Pyongyang, donde la población vive mucho mejor que en el resto del país, para mucha gente en las míseras zonas rurales la única verdura disponible en invierno es el kimchi encurtido.

“La higiene y la concienciación de la gente han mejorado, y lo más importante es que se ha reducido la enfermedad transmitida por el agua”, explicó el presidente de la Cruz Roja local, Ri Won U. “Antes solía haber un 35% de casos de enfermedades, ahora es menos del 5%”.

Chris Staines, responsable de la Cruz Roja Internacional en Pyongyang, indicó que los proyectos del grupo pretenden ayudar a la gente de las formas más sencillas y eficaces, lo que es crucial en lugares como Sinyang debido a sus fríos y duros inviernos, explicó.

Pero incluso con el apoyo de la Cruz Roja, queda mucho trabajo por hacer. En Sinyang viven 58.000 personas, pero sólo 15.000 se han beneficiado de los proyectos de la organización por ahora.

Al final de su viaje a la zona, el equipo de Cruz Roja —que espera expandir sus proyectos— visitó una de las zonas a donde no ha llegado la ayuda. Allí una anciana se sentaba ante su casa sacando el maíz de una mazorca recién cosechada. El maíz seco se molería para hacer harina.

Ésta es una imagen habitual en el campo norcoreano, donde todo debe hacerse a mano, desde los campos a los a casa.

Mientras tanto, la gente en Pyongyang lleva varios meses dedicando buena parte de su tiempo a ensayar los espectáculos, que probablemente terminarán con un acto iluminado por antorchas en la plaza Kim Il Sung de la ciudad.

Y aunque la ciudad estaba iluminada el martes por la noche, los vecinos también han hecho algunos sacrificios. En los preparativos para el aniversario, la energía eléctrica para uso civil, que siempre es un recurso escaso en el país, se desvió a proyectos prioritarios relacionados con el aniversario.

En otra pista sobre lo que se verá el sábado —y las prioridades políticas norcoreanas— varios cazas sobrevolaron la capital el martes para preparar lo que se espera sea un gran desfile militar en la mañana del aniversario.

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