Transpacífico puede crear fricciones entre Clinton y Obama

Hillary Clinton hablando durante una presentación en Davenport, Iowa, el 6 de octubre del 2015. El Acuerdo Panpacífico ha surgido como uno de los temas que más fricciones pueden causar entre ella y el presidente Barack Obama. (AP Photo/Charlie Neibergall) WASHINGTON (AP) — Barack Obama dijo que la propuesta de Hillary Rodham Clinton de impedir los vuelos sobre ciertas zonas de Siria no estaba del todo elaborada.

Clinton describió la estrategia del presidente en el campo de la inmigración ilegal como “dura y agresiva”.

Y ahora, a medida que Obama trata de conseguir el apoyo de sus correligionarios demócratas para la principal iniciativa económica de su segundo período, la favorita para conseguir la nominación presidencial demócrata ha mantenido un llamativo silencio.

A medida que la exsecretaria de estado trata de diferenciarse de su antiguo jefe, la relación entre ambos se torna cada vez más compleja.

Y ningún tema genera tantas posibles fricciones como el del comercio.

Durante meses Clinton se ha resistido a hablar del Acuerdo Panpacífico de Cooperación Económica con 11 países, incluidos México, Chile y Perú, que ha dividido a la base demócrata. Ahora que las negociaciones concluyeron, Clinton se verá pronto obligada a elegir entre aquellos que apoyan esta iniciativa, que sería uno de los grandes legados de Obama, y quienes la rechazan, incluidos los sindicatos, grupos defensores del medio ambiente y otros sectores liberales.

“Voy a hablar con la gente. Me están pasando toda la información que consiguen para que llegado el momento tome una decisión”, expresó Clinton el martes en Iowa.

La curiosa dinámica no debería sorprender. La gente de Clinton y la de Obama siempre han dicho que llegará el momento en que ella tendrá que definir sus propias políticas y, de ser necesario, criticar, directa o indirectamente, a Obama.

“No busco un tercer período para mi esposo ni un tercer período para el presidente Obama”, declaró Clinton en Davenport, Iowa, repitiendo una frase bastante frecuente en sus discursos. “Busco mi primer período”.

Si bien elogia a menudo al presidente, se muestra cada vez más proclive a criticar algunas de sus políticas.

El mes pasado se opuso al oleoducto Keystone XL, que transportaría petróleo de Canadá al sur de Estados Unidos. El gobierno de Obama no ha definido todavía su posición.

En agosto, Clinton dijo que la decisión de Obama de aprobar excavaciones petroleras submarinas en el Artico “no justifican los riesgos” que representan para el medio ambiente. Sutilmente repitió sus críticas de las primarias del 2008 a la forma en que Obama aborda los problemas internacionales, asumiendo una actitud más dura hacia Rusia, Siria e Irán.

Además se ha comprometido a usar sus atribuciones ejecutivas para hacer más de lo que hizo Obama en relación con la inmigración y el control de armas.

“No voy a separar familias. Esa es una de las cosas que nos diferencian”, declaró Clinton esta semana al comentar la cantidad de deportaciones que hubo durante el gobierno de Obama. “Pero entiendo perfectamente por qué el gobierno de Obama sintió que tenía que hacer lo que hizo dadas las circunstancias”.

Veteranos de la Casa Blanca restan importancia a los comentarios de Clinton y dicen que son cosas que tiene que hacer en plena campaña presidencial, que no tienen mayor impacto.

El comercio, sin embargo, es otra historia. Si Clinton se opone al acuerdo negociado por Obama, podría debilitar su postura en momentos en que la Casa Blanca busca apoyo para una iniciativa que tomó años de trabajo.

Su principal rival en las internas demócratas, Bernie Sanders, afirma que el acuerdo es “desastroso”, lo que quiere decir que Obama podría encontrarse en la incómoda situación de que ninguno de los principales aspirantes demócratas a la candidatura presidencial del partido apoye su acuerdo cuando se lleve a cabo el primer debate la semana que viene.

Clinton sabe que tiene que ser muy cuidadosa al criticar a Obama, dado que buena parte de su estrategia se basa en preservar la coalición de afroamericanos, hispanos, mujeres y jóvenes que eligieron dos veces a Obama. Los asesores de Clinton, no obstante, dicen que ella debe buscar formas de distinguirse de algún modo de Obama y restar mérito a las afirmaciones de los republicanos de que votar por ella sería como votar por un tercer período de Obama.

La Casa Blanca no niega que algunas actitudes de Clinton puedan crear a veces situaciones incómodas al presidente.

La promesa de Clinton de frenar las deportaciones de extranjeros que están en el país ilegalmente contradice la afirmación de Obama de que hizo todo lo posible bajo las actuales leyes.

En relación con el control de armas, pocos días después de que Obama dijo que “esto no es algo que yo pueda resolver solo”, Clinton lo dejó mal parado al prometer que apelará a sus facultades ejecutivas para acabar con algunas lagunas legislativas que despejan el camino para la venta casi irrestricta de armas.

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