Nuevo metro de Panamá, el legado de Ricardo Martinelli

Metro de Panamá

El metro, inaugurado el pasado sábado 5 de abril, es el primero de América Central y el megaproyecto emblemático de un presidente que se acerca al fin de su mandato y que quiere ser recordado por las obras de infraestructura que impulsó durante una gestión caracterizada por un crecimiento económico sin precedentes.

Es también el blanco de numerosas críticas de sectores que lo consideran una inversión demasiado costosa y poco redituable, que no resolverá los problemas del caótico tráfico de la capital que en los últimos años se ha llenado de rascacielos.

Esas críticas, no obstante, no hacen mella en Ricardo Martinelli, quien tiene una popularidad del 60% según las últimas encuestas y no se cansa de repetir que en su quinquenio se han realizado más obras físicas que en todas las administraciones de los últimos 50 años.

“Este es un proyecto que les arde a nuestra oposición, pero señores lo sentimos: el metro es una realidad y la próxima semana ya estará brindándole sus beneficios al pueblo citadino”, dijo esta semana al noticiario del canal local Telemetro el ministro de la Presidencia, Roberto Henríquez. El metro costó 2.000 millones de dólares y cubrirá un recorrido de 13,7 kilómetros (8,5 millas).

“Es muy caro y no puede llegar a muchas personas”, sostiene Randal O’Toole, un experto del Cato Institute, una organización independiente de investigación de políticas públicas fundada en 1977 y con sede en Washington. “Por mucho menos dinero, Panamá podría tener un sistema de tránsito rápido de autobuses que podría llevar a más personas”.

El tren servirá solamente el eje norte-sur de la ciudad. “No sólo es costoso, (sino que) será caro mantenerlo”, agregó O’Toole, en un correo electrónico a la AP, reflejando el sentir de muchos panameños. El costo final del metro será un 30% más alto que el costo licitado (1.447 millones) en octubre del 2010, según informes oficiales.

“Ya es una tradición en este gobierno que hayan sobrecostos en sus obras”, manifestó a The Associated Press Mario Rognoni, un conocido analista político y crítico de la actual administración. “Pero a los panameños no les interesa los sobrecostos, sino las obras”.

Roberto Roy, el secretario del metro, no obstante, le dijo el miércoles a la AP que no hubo sobrecostos, sino “gastos adicionales en asuntos que surgieron durante la obra”, como la decisión de construir dos nuevas estaciones, al pago de trabajos extraordinarios para remover tuberías de agua, compensaciones y compra de terrenos adicionales.

Martinelli, por otro lado, no ha dicho cuánto costará el billete. Se limitó a adelantar que costará menos de un dólar –cifra que sus detractores consideran poco realista– y ha dicho que el usuario no tendrá que abonar nada en los primeros meses de funcionamiento, en lo que sus opositores consideran una maniobra política con miras a las elecciones presidenciales del 4 de mayo.

El mandatario, un magnate del ramo de los supermercados de 62 años, no puede postularse porque la constitución panameña no contempla la reelección, pero impulsa abiertamente al candidato de su partido y aprovecha la inauguración de obras públicas para arremeter contra sus opositores.

“Lo está usando electoreramente”, dijo el analista Rognoni. “Martinelli dice a los panameños que les va a cobrar un dólar o menos, que lo otro lo va a subsidiar el gobierno. Eso, sin duda, tiene un objetivo político”.

La inauguración del metro coronará una gestión en la que Martinelli impulsó contra viento y marea multimillonarias obras de infraestructura viales y de trasporte al precio que fuese y que ayudaron a que la economía de este país de 3,4 millones creciera a un ritmo promedio de entre 10 y 8,0% en los últimos cinco años, colocándose de esta manera a vanguardia en América Latina.

Un boom en el sector inmobiliario, la construcción de mega obras como el metro y la ampliación del Canal de Panamá, así como un incremento del turismo, entre otros factores, dispararon el crecimiento del país en los últimos años y Martinelli recibe numerosos elogios de la comunidad financiera internacional por los progresos alcanzados en el país, al que algunos ven como un futuro Dubai o Singapur de América Latina.

En lo que respecta a los beneficios del metro, sin embargo, los panameños navegan entre la esperanza y las dudas. Dotado de 19 trenes, cada uno con tres vagones, el sistema será capaz de hacer el recorrido completo en 23 minutos, cuando en autobús puede tomar más de una hora cruzar el embotellado centro de la capital.

El gobierno puso previamente en vigor una red de nuevos autobuses llamada Metrobus, pero el sistema genera a diario quejas y protestas entre los usuarios por las prolongadas demoras y las largas colas en las paradas. “Todo se ve muy bonito y el gobierno de Martinelli dice que este tren nos ayudará”, dijo Carolina Rodríguez, una trabajadora doméstica de 47 años y oriunda de una barriada pobre en San Miguelito, un distrito de más de 300.000 personas, al norte de la capital, que se verá beneficiado con el metro.

“Pero hay que ver cuánto costará viajar en el tren cuando el gobierno comience a cobrarlo y si estará disponible para los pobres”, agregó Rodríguez, un mujer de piel morena que toma su autobús todas las madrugadas para poder llegar temprano a su trabajo.

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