Frases de Hermann Hesse en sus Mejores Obras

Las mejores frases de Hermann Hesse salen a la luz en el apogeo de su carrera y a través de 3 de sus mejores obras.

Hesse cuenta con una obra de 40 volúmenes, entre novelas, cuentos, poemas y meditaciones que han dado la vuelta al mundo. Sin embargo, son 3 novelas que le han dado el reconocimiento mundial.

Demian escrita en 1919 es el resultado del psicoanálisis de Carl Jung hecho a Hesse cuando fue ingresado en la clínica Sonnmatt. En ella habla del pasado, su niñez y su viaje hacia la madurez y las responsabilidades.

“Nada en el mundo repugna tanto a un hombre como seguir el camino que ha de conducirlo hacia sí mismo”.

“Si observamos bien a un hombre, acabaremos por saber de él mucho más que él mismo”.

“Para alcanzar una cosa basta con que orientemos firmemente hacia ella toda nuestra voluntad”.

Es sin duda una de las obras que lo llevaron a alcanzar el premio nobel de literatura en 1946. Y que muestra claramente la influencia de sus padres como misioneros cristianos.

Siddhartha fue escrita en 1922 que relata la vida de un hombre hindú. Esta novela fue catalogada por el mismo Hermann como un “poema hindú” que se convirtió en un libro esencial en el oriente.

“Quiero aprender de mí mismo, deseo ser mi discípulo, conocerme”

¡No tengo derecho a juzgar la vida de otro! Tan sólo para mí, únicamente para mí he de juzgar, elegir, rechazar.

Por último, una novela que al igual que las demás guarda tintes autobiográficos del autor, El lobo Estepario. En esta caso Harry Heller (mismas siglas que Hermann Hesse) deja un manuscrito: Sólo para locos.

El libro muestra una profunda crisis espiritual del personaje que lo llevan a dar rienda suelta a sus dos naturalezas. La de hombre y la de un lobo (que prefigura a los deseos carnales).

“También lo tentó el suicidio cuando era todavía un niño.”

“Estos inmortales no dieron la espalda a la vida si no que construyeron mundos admirables mediante una sublimación amorosa de las menudencias que, también, componen la existencia.”

“Él había pensado más que otros hombres, poseía en asuntos de espíritu una serena objetividad.”

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