El grupo Estado Islámico persigue a gays en su territorio

En esta imagen del 22 de octubre de 2015, Daniel Halaby, un hombre sirio homosexual que huyó del grupo Estado Islámico, mira su celular de pie en un muelle en el sur de Turquía.  Incluso tras huir del grupo EI, Halaby dice temer que los REYHANLI, Turquía (AP) — Ante una multitud de hombres en una calle de la ciudad siria de Palmira, un juez del grupo Estado Islámico con el rostro cubierto leyó la sentencia de dos hombres condenados por homosexualidad: Se les arrojaría para que murieran desde el tejado del cercano hotel Wael.

El juez preguntó a uno de los hombres si estaba satisfecho con la pena. La muerte, le dijo el juez, ayudaría a limpiar su pecado.

“Preferiría que me disparasen en la cabeza”, dijo impotente Hawas Mallah, de 32 años. El otro condenado, Mohammed Salameh, de 21 años, pidió una oportunidad de arrepentirse y prometió que nunca volvería a practicar sexo con un hombre, según un testigo entre los testigos que estaban allí en esa soleada mañana de julio, y que ofreció a Associated Press una visión poco habitual del suceso.

“Llévenselos y arrójenlos”, ordenó el juez. Otros extremistas enmascarados ataron las manos a la espalda de los hombres y les vendaron los ojos. Después los llevaron a la azotea del hotel de cuatro plantas, dijo el testigo, que habló en la ciudad turca de Reyhanli bajo condición de ser identificado sólo por su nombre de pila, Omar, por miedo a represalias.

El grupo Estado Islámico, conocido por sus macabros métodos de asesinato, reserva algunos de los más brutales para los sospechosos de homosexualidad. El grupo ha difundido videos en los que milicianos enmascarados cuelgan a hombres por las piernas al borde edificios para después dejarlos caer de cabeza o arrojarlos por el borde. Al menos 36 hombres en Siria e Irak han muerto a manos de milicianos del grupo EI acusados de sodomía, según el grupo de Nueva York OutRight Action Internacional, aunque su coordinador para Oriente Medio y Norte de África, Hossein Alizadeh, señaló que no era posible confirmar la orientación sexual de las víctimas.

El temor a una muerte terrible entre los hombres homosexuales que viven bajo el régimen del grupo EI se suma a su aislamiento en una sociedad conservadora que los rechaza en buena parte.

Muchos musulmanes consideran que la homosexualidad es pecaminosa. Los homosexuales viven siempre bajo la posibilidad de que alguien, quizá incluso un pariente, los traicione ante los milicianos, ya sea para ganarse el favor del grupo EI o simplemente por odio a su orientación sexual. En ocasiones, los combatientes del grupo armado torturan a los homosexuales para que les den los nombres de sus amigos y registran sus computadoras y celulares. Incluso entre los que se oponen a EI, los homosexuales hallan poca empatía. Algunos que en público expresan conmoción por otras atrocidades del grupo dicen que el asesinato de homosexuales está justificado. También las facciones rebeldes sirias han asesinado o maltratado a homosexuales.

Un hombre homosexual sirio de 26 años dijo a AP que incluso dos años después de huir a Turquía, se despierta acosado por pesadillas en las que están a punto de arrojarle desde un edificio. El hombre habló bajo condición de que se le identificara como Daniel Halaby, el nombre que utiliza en su activismo político contra las atrocidades del grupo EI, y que no se revelaran la ciudad turca en la que vive por su propia seguridad.

Halaby explicó que un amigo de su infancia que se radicalizó y se unió al grupo EI le delató a los milicianos en 2013, lo que le obligó a abandonar su ciudad natal, Alepo.

“Lo sabía todo de mí, como que soy laico y gay… Estoy seguro de que fue él quien dio mi nombre a Daesh”, dijo empleando el acrónimo en árabe para el grupo extremista.

La vida para los homosexuales en Alepo, la ciudad más grande de Siria, siempre fue oculta, dijo Halaby. Cuando en 2011 estallarlo protestas pacíficas y de liderazgo no religioso contra el presidente, Bashar Assad, no tardó en unirse, seguro de que llevarían a un gobierno democrático “que respetara a todo el mundo sin importar su religión, etnia, secta o sexualidad”, dijo.

“Fuimos muy inocentes”, dijo. “Lo que ocurrió fue exactamente lo contrario”.

Subhi Nahas, un homosexual sirio de 28 años que ahora vive en San Francisco, dijo haber huido porque temía que su padre pudiera entregarle a la rama local de Al Qaeda, el Frente Nusra, que también persigue a los homosexuales.

Cuando su padre supo que era gay, dijo Nahas, le acusó de ser una vergüenza para la familia y le golpeó. En torno a la misma época, a finales de 2013, los combatientes de Nusra lanzaron una operación contra sospechosos de homosexualidad en Maaret al-Numan, la localidad natal de Naahas, en la que detuvieron a 25 hombres y anunciaron por los altavoces de las mezquitas que limpiarían la ciudad de homosexuales.

Así que huyó primero a Líbano y después a Turquía. Pero en Turquía, relató, comenzó a recibir amenazas de muerte de un antiguo amigo de la escuela que se había unido al grupo Estado Islámico. Temiendo que no estaría a salvo ni siquiera en Turquía, se instaló legalmente en Estados Unidos en junio.

En agosto, Nahas y un homosexual iraquí hablaron sobre el sufrimiento de los homosexuales en sus países en la primera sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas centrada en la violencia y discriminación contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.

El estigma que rodea a la homosexualidad complica la documentación de asesinatos del grupo EI y la identificación de las víctimas, señalan los grupos de derechos. Familias y amigos se niegan a hablar de las víctimas. A los homosexuales que viven bajo el régimen del grupo EI les aterra hablar del tema, y la mayoría de los que huyen al extranjero vive oculta.

La principal fuente de información son los comunicados del grupo EI, que a menudo no identifica a las víctimas, quizá en deferencia a sus familias, que podrían indignarse si se vincula su nombre con homosexuales en público.

La hostilidad generalizada del público deja a la comunidad gay aún más desprotegida.

“Violan las leyes de Dios y hacen algo que está prohibido por el islam, así que es un castigo legítimo”, afirmó Hajji Mohammed, vecino de Mosul, una ciudad en el norte de Irak controlada por el grupo EI. Allí, el grupo ha arrojado a hombres acusados de homosexualidad desde el edificio Insurance, de 10 pisos.

Al emplear ese método, el grupo EI quiere mostrar a los radicales que aplica sin flaquear las enseñanzas de las interpretaciones más extremas del islam, una especie de “pureza ideológica” que según el grupo les distingue incluso de otras milicias.

La mayoría de los clérigos moderados musulmanes ignoran las cláusulas que piden la pena de muerte para los homosexuales, aunque la critiquen con dureza. En todo el mundo árabe se ha detenido y condenado a prisión a homosexuales por delitos relacionados con “libertinaje”, y en Irán y Arabia Saudí ha habido casos de condenas de latigazos.

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La periodista de Associated Press Vivian Salama contribuyó a este despacho desde Bagdad.

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