Dolores Huerta evoca activismo junto con César Chávez en EEUU

Dolores Huerta, activista de Estados Unidos

“Siempre he disfrutado la doble tarea y estoy feliz de lo que he logrado además de que me tenían más que ocupada, no tenía tiempo para volverme loca”.

De 84 años de edad y seis décadas dedicadas al activismo, Dolores Huerta es considerada una de las latinas más influyentes en Estados Unidos, y entre sus numerosos reconocimientos recibió la medalla de la Libertad de parte del presidente Barack Obama.

“La labor de madre y de activista es tremenda y todas las mujeres que estamos involucradas en esto, sabemos lo complicado que es”, compartió.

“Cuando pasan los años y veo que entre mis hijos tengo profesionistas y que no se me perdieron, se siente uno muy contenta”, apuntó Huerta, nacida en Nuevo México y con 14 nietos y cuatro bisnietos.

“Entre mis hijos hay un doctor, un abogado, una enfermera, una maestra, un chef, y un artista, y me hace feliz saber que me salieron buenos hijos”, citó.

Divorciada en dos ocasiones, en muchos momentos tuvo que hacerse cargo de sus hijos sola. “Eso me convino porque a veces los sacaba de la escuela para que vinieran a las huelgas o a las protestas”.

“Lo que para muchos hubiera sido un error, el involucrar a mis hijos en ese ambiente los hizo más responsables porque valoraron tanto de la lucha y de la vida”, añadió.

“Nunca les pude dar una vida de lujos. Eramos una familia pobre pero también muy unidos, nunca fui madre regañona, les dí muchos consejos”, aseguró.

Huerta reconoce que cuando no había para comer tuvo que recurrir a las estampillas de comida que da el gobierno a los que menos tienen.

“No deberían tener vergüenza muchos a no pedir esa asistencia porque se paga con nuestros impuestos y así lo veía yo”, defendió.

Recordó que cuando empezó con la actividad sindical no recibía sueldo. “Sin embargo me mantuve al lado de César Chávez, quien también tenía ocho hijos”.

“Existía solidaridad porque había siempre alguien que mientras estábamos en la protesta nos cuidaba a los hijos. Siempre ha habido alguien que te ayuda”, explicó.

De padres mexicanos, quienes se divorciaron cuando tenía tres años, Huerta creció en Stockton, California, una comunidad agrícola en la calle de San Joaquín.

Huerta se graduó como maestra en el colegio comunitario Delta de la University of Pacific y ejerció poco para después dedicarse a la defensa de derechos civiles.

Después de ser maestra en la escuela primaria, Dolores dejó su trabajo porque en sus palabras, “Yo no podía ver a los niños entrar al salón hambrientos y necesitando zapatos. Pensé que podría hacer más organizando a los campesinos que en el intento de enseñar a sus niños hambrientos”.

En sus seis décadas de defensa de derechos civiles, Dolores ha sido arrestada 22 veces por protestas pacíficas no violentas.

Huerta tiene un orgullo especial porque en una protesta ella fue la que uso por primera vez el “Si se puede!” que ha quedado a la posteridad en marchas.

Dolores Huerta es presidenta de la fundación que lleva su nombre, una organización no lucrativa en respaldo a las luchas de las mujeres en Estados Unidos.

“Para tener buenos hijos o ser una buena madre el ser rico no es garantía, lo es más el amor y la dedicación y compartirles experiencias y consejos”, finalizó.

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