Talavera Dolorense se distingue por sus colores, formas y calidad

Dolores Hidalgo, Gto., 20 Sep (Notimex).- Dolores Hidalgo cuenta con más de 250 talleres que se dedican a la elaboración del producto cerámico llamado talavera, que se distingue por el tipo de barros que se utilizan para su fabricación, por el proceso de producción, así como por sus colores, dibujos, formas y calidad.

Las características de la talavera se derivan del medio geográfico de la región que da lugar al barro con el que se elaboran las piezas, así como la creatividad, habilidad y técnica con la que los artesanos se encargan de darle color a estas inigualables artesanías.

En entrevista con Notimex, el guía de turistas local, José Alamilla Ríos, recordó que la actividad de la cerámica es una herencia que dejó Miguel Hidalgo en 1803 cuando llegó a esta población y afortunadamente en la actualidad respalda la economía de la ciudad.

Indicó que de acuerdo con la Cámara de Comercio, Guanajuato cuenta con más de 250 talleres registrados; “en éstos se sigue trabajando el proceso aunque no el antiguo, ahora, dada la exigencia de los clientes, se tiene que producir en cantidad, para ello cuentan con moldes de yeso de diferentes diseños”.

“El barro en roca se obtiene de un lugar llamado San Antón de las Minas, aquí mismo en el estado, así como de varios cerros que rodean a Dolores Hidalgo, material que sirve para ser procesado y trabajar la talavera”, refirió.

Expuso que el proceso para elaborar las artesanías inicia con la preparación del barro, éste se coloca en unos molinos especiales por 30 horas aproximadamente y se le agregan ácidos y silicatos especiales para poder fusionar los diferentes tipos de arcillas y crear una mezcla de arcillas, porque son cuatro tipos diferentes.

“Posteriormente a esto se obtiene un barro con textura como si fuera atole de color café que se utiliza para rellenar los moldes que permanecen con la sustancia por 25 minutos o hasta que toman su forma o grosor necesario, esto es el vaciado”, detalló.

Alamilla Ríos comentó que si las artesanías presentan desperfectos al salir de los moldes en las orillas, se recortan con una navaja y se pulen con esponjas para que queden sin ninguna imperfección, “después son colocadas en un horno a una temperatura de 980 grados por seis horas, esto es la primer quema que se llama jahuete”.

“Al salir del horno las figuras adquieren un color rojizo, por lo que el siguiente paso es sumergirlas en un líquido especial blanco, este paso es conocido como vidriado o esmaltado, por lo que la figura queda como un lienzo blanco en el que se prosigue a hacer trazos especiales con tinta negra”, apuntó.

A continuación cada uno de estos dibujos es rellenado con color. subrayó que en su mayoría son mujeres las encargadas de hacer esta tarea que requiere de mucha concentración, precisión y técnica que acompañadas de pinturas cerámicas especiales y un pincel le dan el acabado final a estas artesanías.

“Por último, las piezas se colocan de nuevo en un horno de alta temperatura a mil 080 grados por ocho o nueve horas, el tiempo va a depender de sus características, dimensión y tamaño, en realidad ese es el acabado final con la pieza terminada que adquiere un color vivo y brilloso”, aclaró.

Explicó que esta última quema hace que los restos de plomo se volatilicen en el horno y el fuego los consuma, esto evita que las piezas guarden residuos de este elemento químico, por lo que con toda confianza pueden ser utilizadas para servir alimentos o bebidas ya que no son dañinas para la salud.

Como cualquier producto, en la talavera que se fabrica en Guanajuato también se procede a realizar una inspección de calidad para cerciorarse de que todas cumplen con ciertas características y no tienen defectos, de este modo se puede proseguir con el empacado que se realiza normalmente en cajas.

De las piezas fabricadas destacan las de jardinería, cocina, decoraciones, azulejos, juegos de té, platos, macetas de todos tamaños, floreros, jarros, fruteros, tazas, figuras decorativas de interiores y exteriores de animales como ranas, gatos, conejos, toros, gallinas y caballos, por mencionar algunas.

Por su parte, el encargado de producción de Talavera Castillo, Francisco Mejía, señaló que de este taller productor se exportan artesanías en un 90 por ciento a Estados Unidos, un cinco por ciento lo ocupa México y el restante se divide en cinco países: Colombia, Chile, España, Alemania y Suiza.

Mencionó que las piezas que más se fabrican son de jardinería como las macetas, después siguen las de decoración, así como las de cocina (tazones, vajillas, platos, jarros, vasos) que no contienen plomo, por lo que pueden ser utilizadas para servir alimentos.

El empleado, con 17 años de experiencia, destacó que por año exportan a otros países aproximadamente 150 mil piezas elaboradas a mano y que el taller lleva más de 20 años realizando esta actividad.

Agregó que en el lugar laboran alrededor de 100 personas, “en la temporada alta que es variable pero casi siempre inicia el mes de septiembre y concluye en abril o mayo, son 200 personas las que trabajan por tarea y no por una jornada de ciertas horas”.

En cuanto al empaque, Jacinto Martínez Mejía, empleado de esta casa de talavera, precisó que se hace con base a lo que el cliente pide, pero lo más importantes es tomar muchas precauciones para que las piezas no se muevan dentro de la caja o tarima para que lleguen íntegras a su destino.

“No es los mismo empacar para Estados Unidos que para Suiza o Alemania es muy diferente, hay clientes que piden una pieza por caja, o un camión a granel en el que la talavera sólo se divide con cartón, y dependiendo del tamaño de la pieza se envuelve con periódico o plástico y se cierra la caja”, abundó.

“Generalmente en la parte de abajo y a los lados de las cajas se pone una cama de cartón y luego una de periódico, así como encima de la pieza de nuevo una cama de periódico y luego de cartón para asegurarnos de que estén protegidas, posteriormente son selladas y enviadas a su destino”, concluyó.

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