“Sexo prepagado”, riesgoso y popular servicio en Venezuela

Ante la desaparición de los prostíbulos caraqueños, el negocio del “sexo prepagado” se ha convertido en algo tan normal que hasta los clasificados de los diarios venezolanos anuncian ofertas a granel para todos los gustos.

“Son muchos los venezolanos que recurren a esta práctica pero hay que estar atentos, porque si se utiliza de manera compulsiva puede convertirse en una adicción sexual”, señaló el médico sexólogo Rubén Avendaño.

Agregó que cuando el “sexo prepagado”, como se conoce en Venezuela al ejercicio de la prostitución, se convierte en la única forma en que la persona funciona sexualmente, implica “una fijación a un estímulo específico” y ello se considera una alteración que requiere intervención sexológica.

Avendaño abundó al respecto que “la adicción sexual es un cuadro clínico caracterizado por dependencia del ejercicio de la función sexual que implica búsqueda compulsiva, culpa postcoital y síntomas de abstinencia”, afirmó el sexólogo.

Ante la proliferación de empresas que ofrecen chicas a domicilio, o en sus denominados “estudios” y el auge que ha tenido el negocio del sexo prepagado, el especialista ofreció algunas recomendaciones a las personas que suplen sus necesidades sexuales con esta práctica.

El sexólogo dijo que es recomendable contratar estos servicios a una compañía o empresa, para evitar, por ejemplo, robos o delitos más graves como secuestros y homicidios.

Siempre hay que protegerse utilizando métodos de barrera, como el condón, ya que las infecciones de transmisión sexual pueden portarlas personas que a simple vista aparentan estar sanas y saludables”, advirtió.

Avendaño agregó que quienes tengan pareja estable deben evitar recurrir a esta práctica, ya que puede ocasionar consecuencias indeseables no solamente con su compañera de vida, sino también influir en su entorno familiar.

Dijo que estos servicios se buscan para obtener placer y libertad sin involucrarse en lazos afectivos, es decir, simplemente para satisfacer el deseo sexual sin compromisos, pero cuando se abusa de él se puede convertir en una fijación.

“De todas formas si la persona siente que está haciendo ‘mal’ y no puede parar, debe buscar ayuda profesional, pues se estaría presentando alguna patología que amerite tratamiento inmediato”, recomendó Avendaño.

 

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