Randal Willars cimenta con oro panamericano su sueño olímpico

México, 28 Oct (Notimex).- A los nueve años dejó Randal Willars Valdez su hogar y familia en Baja California para seguir su sueño de ser campeón olímpico de clavados y hoy exhibió las tres medallas de oro ganadas en el último Campeonato Panamericano.

Ahora, con 13 años, fue a Cuba para ser campeón, porque su ideal es muy sencillo: “ser exitoso, ser bueno, en lo que me dedique”, y por eso se vino a la capital del país, a vivir en la Conade, a entrenar con los mejores.

“Tengo 13 años de edad. En clavados llevo seis años y con el equipo de Ma Jin cuatro. Me inicié en el Centro de Alto Rendimiento de Baja California y después me llamaron para que viniera al equipo de Ma Jin”, declaró.

Compartió que en Baja California “dejé todo. Dejé amigos, familia, casa, escuela, todo, pero vale la pena porque aquí está y entrena el mejor equipo de México, con la mejor y excelente entrenadora y para lograr mi meta siento que estar aquí es lo mejor”.

Cursaba el tercer grado de primaria cuando se vino a la capital del país. “Yo decidí. Yo les dije a mis papás que me quería venir y ya me apoyaron. Tenía 9 años y al principio fue difícil porque significó no vivir con mi familia, pero ahora lo veo que va a valer la pena”.

También le duele haberse alejado de su hermana Roxana, quien ahora tiene ocho años, pero vive con la alegría de que pronto volverán a estar juntos otra vez. “Mi mamá y mi hermana apenas este años piensan venir a vivir aquí”.

Mientras, él vive en las instalaciones de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). “Vivo con el equipo, con mis amigos, que son compañeros de deporte, y con los entrenadores”.

Agregó que “Conade es mi casa, ahí hago todo prácticamente. Al principio sentía frío porque no es lo mismo el calor del hogar a estar en un lugar que no te pertenece, que no es tuyo, y no es lo mismo, pero me fui acostumbrando, me fui acomodando, fui viendo qué hacer para que no se sienta tanto”.

Dijo que “lo más difícil que superé fue dejar a mi familia y al tomar la decisión de venir estaba consciente de eso y ni modo, fue por venir para cumplir mi sueño de ser campeón olímpico. Ahora el plan es que el año que entra ya se vengan todos a vivir acá, para estar en familia”.

Sobre su cuello lucen las tres medallas de oro ganadas en trampolín de un metro y de tres, y en plataforma de cinco metros.

“Ésta es la recompensa. Mi sueño es el que me impulsa, cada día es esforzarme, dejar todo en cada entrenamiento y a veces es difícil, a veces no sale bien el clavado, a veces me siento desesperado y dejar ahí la toalla, pero siempre me acuerdo de mi meta y lo que he hecho para estar ahí”.

Dijo que “una medalla es la recompensa de tanto trabajo, es cuando me digo que valió la pena tanto trabajo y me siento contento. Mi prueba favorita es la plataforma porque me gusta la altura y se me hace más padre. Siento que floto”.

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