El pueblo amazónico de Fordlandia es objeto de una demanda

RÍO DE JANEIRO (AP) — El Amazonas está recuperando Fordlandia, la metrópolis de recolección de caucho de Henry Ford abandonada en el corazón de la selva brasileña, pero una nueva demanda tiene como objetivo preservar lo que queda de la quijotesca ciudad fantasma.

La fiscalía federal de Brasil dijo el jueves que está demandando a la agencia de patrimonio arquitectónico del país IPhan y a una ciudad en la selva del Amazonas por no preservar Fordlandia y para exigir que le confieran el estatus de zona protegida.

Construida a partir de la década de 1920 en el estado brasileño de Pará por Ford Motor Company con el afán de garantizar un abastecimiento de caucho natural para sus neumáticos, Fordlandia fue alguna vez la tercera ciudad más grande en la región del Amazonas, una comunidad bulliciosa construida para lucir como los suburbios estadounidenses, incluidas las cercas blancas. Pero las plagas diezmaron las plantaciones de caucho y la ciudad pronto fue abandonada. En 1945, fue comprada por el gobierno brasileño.

En el comunicado del jueves, la fiscalía dijo que el proceso de la agencia del patrimonio para conceder el estatus histórico de la ciudad, destinado a garantizar su preservación, se ha prolongado por demasiado tiempo. Iniciado en la década de 1990, el estatus aún no se ha otorgado y mientras tanto la ciudad “se ha deteriorado rápidamente”, agregó el documento.

“Está claro que Iphan está descuidando los deberes que le competen por la ley”, se lee en el comunicado.

“Al Hospital Antiguo le quitaron el techo, por lo que el interior, expuesto a los elementos, ha sufrido una grave degradación”, afirma el documento. “La Villa Americana, donde vivían los empleados de Henry Ford, fue ocupada por gente local que hizo obras de construcción sin asistencia técnica”.

Otros edificios dañados incluyen el almacén portuario, el cual fue parcialmente saqueado. La ciudad vecina de Aveiro —también objeto de la demanda— “es acusada de construir una plaza sin respetar las más mínimas reglas básicas para la preservación de sitios históricos”.

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