Primer aniversario del pontificado del Papa Francisco

Puede que no disfrute su estatus de superestrella, pero sin duda sabe cómo seducir a la multitud y se ha hecho querer por el público al cuidar de los pobres y cambiar radicalmente el enfoque de la iglesia hacia la misericordia en lugar de la moralización.

“Ahora la gente dice feliz, ‘bueno, en realidad yo soy católico’, y a veces están bastante dispuestos a dejarse conocer como católicos”, dijo el cardenal británico Vincent Nichols. “Y pienso que ese es el efecto del Papa Francisco. Hay credibilidad en torno al proyecto católico”.

Pero no todo el mundo está encantado y las expectativas son altas para su segundo año, con viajes muy publicitados, la reforma del Vaticano y una agenda que incluye temas candentes como la familia y el sexo. Algunos momentos clave en el primer año de Francisco dan una idea de lo que puede deparar el futuro para la Iglesia Católica de 1.200 millones de fieles.

FRANCISCO EL TRANSGRESOR

Francisco cree que demasiadas normas de la Iglesia reflejan una “estrechez de miras” y no ha tenido reparo en romperlas. Apenas dos semanas después de ser elegido, lavó los pies de una mujer musulmana durante una ceremonia de jueves santo que recreó el momento en que Jesús lavó los pies de sus discípulos. Las reglas vaticanas señalan que se debe realizar sólo entre hombres.

“La gente reaccionaba diciendo ‘¡Dios, está rompiendo las reglas!'”, Señaló monseñor Paul Tighe, el segundo al mando en la oficina de comunicaciones sociales del Vaticano. “Pero en un sentido él nos estaba haciendo recordar la radicalidad de la elección de Jesús”.

Francisco ha canonizado al menos a dos santos sin pasar por el protocolo de confirmación de milagros de la Santa Sede, además de su decisión de rehuir los apartamentos papales para vivir en el hotel del Vaticano.

¿Romperá Francisco otra regla que prohíbe que los católicos divorciados y vueltos a casar por lo civil reciban la Comunión? El papa ha convocado a toda la iglesia a un debate de dos años sobre el tema a partir de octubre. Pero incluso los defensores de un enfoque más misericordioso aprobado por Francisco insisten en que la doctrina básica no cambiará.

EN COPACABANA

Francisco ha desdeñado las reglas, incluso las de seguridad: Abandonó el papamóvil blindado durante su primer viaje al extranjero a Brasil, y fue rodeado por multitudes entusiastas en Río de Janeiro cuando su caravana dio un giro equivocado.

El viaje a Río también fue un hito debido a que él pronunció en el vuelo de regreso sus ahora famosas palabras “si una persona es gay y busca a Dios, y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?” Esto sentó las bases para un cambio radical en el tono sobre la enseñanza de la iglesia en torno a la homosexualidad y abrió el debate sobre si la iglesia podría apoyar las uniones civiles, otro de los temas que se van a plantear en el sínodo de octubre.

No todo el mundo está contento. Los tradicionalistas y algunos católicos conservadores han vociferado acerca de las acciones del papa, diciendo que confunde a los fieles y socava las enseñanzas de la Iglesia. “El Papa Francisco ha comenzado una revolución, y como toda revolución hay grupos que se oponen a los reformistas”, apuntó el comentarista vaticano Marco Politi. “Esta es sólo la punta de un iceberg de oposición y resistencia”.

¿UN JESUITA FRANCISCANO O UN FRANCISCANO JESUITA?

Si hubo una señal de que el jesuita que llegó de la Argentina sería un tipo muy diferente de papa, ésta fue su decisión de usar como nombre pontificio el de San Francisco de Asís, el fraile del siglo XIII que renunció a sus riquezas para servir a los pobres.

El “papa de los pobres”, el primer pontífice que optó por llamarse Francisco, ha hecho llamadas sin aviso a enfermos, ancianos y desempleados, y se tomó a pecho la llamada del santo para “reconstruir mi iglesia” a través de un proceso de reformas radicales de la burocracia vaticana.

“Él es un jesuita, pero es muy franciscano en su actitud”, dijo el reverendo Murray Bodo, autor de dos decenas de libros sobre la espiritualidad franciscana. “En cada oportunidad que tenga llamará la atención sobre la desigualdad en la economía, sobre la injusticia en los sistemas económicos”.

Sin embargo, sigue siendo en gran medida un jesuita, con el sello misionero de la Compañía de Jesús y su estilo su estilo de gobierno colaborativo pero autoritario.

DOS PAPAS

Cuando el Papa Benedicto XVI abdicó, insistió en que permanecería “escondido del mundo” en oración. Pero Francisco lo ha persuadido lentamente de salir de su retiro y le ha dado un papel cada vez más público en la Iglesia, con la creencia de que no se le debe marginar en un museo como si fuera una “estatua”.

Benedicto acompañó recientemente a Francisco para el nombramiento de 19 nuevos cardenales, fue entrevistado para un próximo libro sobre el papa Juan Pablo II y se tomó el tiempo para escribirle a un periodista italiano insistiendo en que no había sido presionado para renunciar. Probablemente tendrá algún papel en la canonización de Juan Pablo el 27 de abril.

Con un Benedicto que está cada vez más de vuelta bajo los reflectores, las comparaciones con su sucesor, mucho más agradable para las multitudes, probablemente pasarán a un primer plano, para bien o para mal. “Para decirlo en palabras sencillas, para entender a Benedicto usted tiene que leer lo que escribe”, dijo Nichols, arzobispo de Westminster. “Para entender a Francisco, usted tiene que mirar lo que hace”.

LO QUE VIENE

Francisco prevé un viaje muy publicitado a la Tierra Santa en mayo y una visita a Corea del Sur en agosto, donde probablemente hará un pedido apasionado por la paz en la península dividida.

Entretanto, debe avanzar con las reformas de la burocracia del Vaticano, donde ha creado una nueva secretaría de finanzas paralela a la secretaría de Estado y donde una reforma del banco vaticano plagado por escándalos ocupa un lugar preponderante.

En octubre será el sínodo sobre la familia. Las encuestas enviadas a católicos de a pie en todo el mundo muestran que la gran mayoría rechazan las enseñanzas de la Iglesia sobre la anticoncepción, el divorcio y la homosexualidad. Con expectativas tan altas, parece casi apropiado que Francisco celebre el aniversario de su histórica elección con un retiro de silencio de una semana lejos del Vaticano.

Pero un amigo, Claudio Epelman, un judío argentino que acompañó a Francisco durante siete cenas navideñas cuando era arzobispo de Buenos Aires, dijo que el papa estaría a la altura del desafío. “Él nos va a sorprender. No me pregunten cómo porque no lo sé”, dijo Edelman. “Pero va a superar las expectativas”.

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