Papa reconoce que la corrupción también existe en el Vaticano

Ciudad del Vaticano, 27 Nov (Notimex).- El Papa Francisco llamó hoy a los jóvenes reunidos en el estadio Kasarani de Nairobi, Kenia, a resistir ante la tentación de la corrupción, aunque reconoció que la misma existe en todas las instituciones, incluido el Vaticano.

“Cada vez que aceptamos un soborno y lo metemos en el bolsilo, destruimos nuestro corazón, nuestras personalidad y nuestra patria. Por favor no tomen el gusto de ese ‘dulce’ que se llama corrupción”, pidió.

“No solo en la política, en todas las instituciones, incluido el Vaticano, hay casos de corrupción. La corrupción es dulce como el azúcar, nos gusta y es fácil, pero después terminamos mal, terminamos como los diabéticos y nuestro país termina como diabético”, advirtió.

Francisco, quien improvisó parte del discurso y respondió en español a las preguntas que le hicieron dos jóvenes, identificados como Linette y Manuel, también dijo que para evitar que los jóvenes sean reclutados por grupos violentos es necesario ofrecerles trabajo y estudio.

“Si un joven o una joven no tiene trabajo, no puede estudiar, ¿Qué puede hacer? O delinquir, o caer en las dependencias, o suicidarse o enrolarse en una actividad que le muestre un fin en la vida, engañado, seducido”, dijo.

Por lo tanto, “lo primero que tenemos que hacer para evitar que un joven sea reclutado o quiera ser reclutado es dar educación y trabajo”, señaló.

Si un joven no tiene trabajo, ahí está el peligro, “un peligro social que está más allá de nosotros, incluso más allá del país porque depende de un sistema internacional que es injusto y que tiene al centro de la economía no a la persona, sino al dios del dinero”, lamentó.

El Papa indicó: “Existe una pregunta a la base de todas las preguntas que me han hecho Linette y Manuel: ¿Por qué suceden las divisiones, las luchas, la guerra, la muerte, el fanatismo, la destrucción entre los jóvenes? ¿Por qué existe este deseo de autodestruirnos”.

Respondió que es el espíritu del mal el que lleva a la destrucción, a la deshumanidad, al tribalismo, a la corrupción, a la dependencia de la droga y a la destrucción a través del fanatismo.

“La primera cosa que yo respondería es que un hombre pierde lo mejor de su ser humano, una mujer pierde lo mejor de su humanidad cuando se olvida de rezar, porque se siente omnipotente, porque no siente la necesidad de pedir ayuda al Señor ante tantas tragedias”, indicó.

El pontífice dijo que la vida está llena de dificultades, pero que existen dos modos de enfrentarlas: o se les ve como algo que destruye y bloquea al individuo, o se les mira como una oportunidad real.

“A ustedes les toca elegir: ¿Para mí una dificultad es un camino de destrucción o en cambio es una oportunidad para superar mi situación, la de mi familia, la de mi comunidad, la de mi país?”, sugirió.

Aseguró que “el tribalismo es tener las manos escondidas detrás, y tener una piedra en cada mano para tirársela al otro. El tribalismo solo se vence con el oído, con el corazón y con la mano”.

“Con el oído. Preguntando ¿Cuál es tu cultura? ¿Por qué eres así? ¿Por qué tu tribu tiene estas costumbres? ¿Se siente inferior o superior?”, expuso.

En segundo lugar, “con el corazón. Una vez escuchada la respuesta, abro el corazón. Y tiendo la mano para seguir dialogando. Si ustedes no hablan y se escuchan unos a otros siempre existirá el tribalismo. ¡Que es una polilla que destruye!”.

El Papa invitó a Lynette y Manuel y a todos los jóvenes a alzarse y tomarse de la mano como un signo contra el tribalismo mientras repetía: “Todos somos una nación”.

“El tribalismo destruye una nación. Si ustedes no hablan y se escuchan unos a otros siempre existirá el tribalismo”, señaló.

Fue después que habló sobre la corrupción y citó casos vistos en Argentina, como el de un funcionario que decía que estaba en la política para robar.

“La corrupción, además nos roba la alegría, nos roba la paz. La persona corrupta no vive en paz. Chicos y chicas, la corrupción no es un camino de vida, ¡es un camino de muerte!”, advirtió.

El encuentro con los jóvenes en el estadio fue el último acto del Papa en Kenia, por la tarde viajó a Uganda, segunda etapa de su gira por seis días en África.

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