FAO señala desafíos de Medio Oriente en seguridad alimentaria

En un informe presentado este lunes dijo que tres países de la región -Argelia, Jordania y Kuwait- han alcanzado el componente del hambre del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM 1), reduciendo a la mitad la proporción de su población que sufre de hambre crónica.

Resaltó que en toda la región el número de personas subalimentadas sigue siendo alto, con cerca de 43.7 millones (el 10 por ciento de la población), mientras que el 24.5 por ciento de los niños menores de cinco años sufren retraso del crecimiento debido a la subalimentación crónica.

La evaluación fue presentada este lunes al inicio de la 32 Conferencia Regional de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para Medio Oriente y el Norte de África.

Según el organismo, las carencias de micronutrientes son comunes tanto en los países ricos como en los menos ricos, con graves consecuencias para la escolarización, la productividad y la salud pública. Señaló que los conflictos y los disturbios civiles siguen siendo el factor determinante para la inseguridad alimentaria en la región en los últimos años.

Indicó que entre los lugares conflictivos figuran Irak, Sudán, Siria, Cisjordania y la Franja de Gaza y Yemen. Sólo en Siria se calcula que 6.3 millones de personas necesitan de ayuda alimentaria y agrícola de forma continuada.

En el otro extremo de la malnutrición, dijo el informe, casi una cuarta parte de la población en Medio Oriente y el Norte de África es obesa, lo que supone el doble del promedio mundial y casi el triple de la tasa de obesidad de los países en desarrollo en su conjunto.

Además de una serie de problemas estructurales que existen desde hace tiempo, el cambio climático y las enfermedades emergentes de los animales también están socavando la seguridad alimentaria en Medio Oriente y el Norte de África, subrayó la FAO.

Reconoció que la fuerte dependencia de la región de las importaciones de alimentos para satisfacer sus necesidades de consumo, la hace extremadamente vulnerable a los aumentos y la volatilidad de los precios internacionales de los productos básicos agrícolas. Se prevé que esta dependencia de las fuentes externas de alimentos se intensifique en las próximas décadas, según la evaluación de la organización de la ONU.

Debido a la necesidad que tiene la región de importar grandes cantidades de alimentos, la FAO advirtió que el lento crecimiento de la producción alimentaria nacional y los altos niveles de desperdicio de alimentos son motivo de preocupación.

Con 1.8 toneladas métricas por hectárea al año, la producción de cereales de la región alcanza tan sólo el 56 por ciento del promedio mundial, y al mismo tiempo se calcula que el 20 por ciento de los alimentos de la región se pierde o se desperdicia. “La baja productividad agrícola de la región se vincula a la limitada inversión en investigación y desarrollo y a la reducida velocidad de adopción por los agricultores de las tecnologías eficaces existentes”, agregó el reporte.

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