El gobernador de la región, Shohrat Zakir, anunció la medida el lunes en un discurso durante la principal reunión política anual de la región.
Los controles fronterizos incrementados el año pasado serán reforzados todavía más, agregó.
Las autoridades pretenden impedir que insurgentes abandonen Xinjiang para pelear en el exterior y que regresen a la región después de haber recibido adiestramiento militar en ultramar, según el periódico oficial China Daily.
Xinjiang ha sido desde hace tiempo escenario de una latente insurgencia de extremistas del grupo étnico uigur, de lengua túrquica, opuestos al dominio de Beijing. Los uigures son predominantemente musulmanes y culturalmente distintos a la mayoría de los chinos.
Muchos uigures afrontan difíciles restricciones sobre dónde pueden trabajar y a dónde viajar, así como extremas dificultades para conseguir pasaportes.
Xinjiang comparte frontera con Afganistán, Pakistán y cuatro naciones de la región a menudo conflictiva de Asia Central, cuyas poblaciones autóctonas comparten vínculos étnicos, lingüísticos y religiosos con los uigures.
Según versiones, extremistas uigures se han sumado a la lucha en Siria y se les responsabiliza de un sangriento ataque contra un templo budista en Tailandia.