Road trip en auto para descubrir la esencia de Oaxaca
Vive Oaxaca con libertad. Renta un auto y disfruta de su historia, cultura y naturaleza en un viaje hecho a tu medida.
Oaxaca es una ciudad con tantas opciones para visitar que recorrerla en auto se vuelve casi imprescindible.
Cuando se viaja con pareja o amigos, moverse de esta manera permite disfrutar el trayecto tanto como el destino, con conversaciones, música y paisajes que hacen del camino parte de la experiencia.
Un road trip en Oaxaca permite aprovechar al máximo todo lo que la ciudad y sus alrededores ofrecen, desde zonas arqueológicas hasta espacios naturales llenos de vida, haciendo que cada parada sume algo único a la experiencia.
La libertad de decidir a dónde ir y cuándo regresar transforma el viaje en un recorrido inolvidable.
Punto de partida: el corazón del centro histórico
El viaje comienza en el aeropuerto de Oaxaca, donde rentar un auto es rápido y sin complicaciones. Ahí se encuentran agencias confiables que cuentan con diversas categorías de vehículos, lo que permite elegir el que mejor se adapte al plan.
Con el coche listo, la primera parada puede ser el centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, con lugares imperdibles como el Templo de Santo Domingo de Guzmán y el Museo de las Culturas.
Muy cerca está el Jardín Etnobotánico, que muestra la riqueza natural del estado. También vale la pena recorrer el Andador Turístico Macedonio Alcalá, lleno de galerías, tiendas y el Museo de Arte Contemporáneo.
El Barrio de Jalatlaco suma un toque especial con sus murales, cafeterías y calles empedradas, mientras que el Museo Textil da un aire elegante y distinto. Tener un auto facilita moverse entre todos estos lugares sin depender de nadie más.
Hospedarse en la capital hace que la experiencia sea aún mejor. El hotel Quinta Real, ubicado en un convento del siglo XVI, conserva un encanto clásico, mientras que Hotel Escondido mezcla la arquitectura colonial con un estilo más moderno.
La ruta se completa con la gastronomía, el restaurante Pitiona sorprende con las creaciones de José Manuel Baños, Criollo cambia su menú todos los días bajo la propuesta de Enrique Olvera y Luis Arellano, y Levadura de Olla, un restaurante con estrella Michelin, celebra la cocina zapoteca con la visión de Thalía Barrios.
Terminar el día en una terraza con vista a Santo Domingo iluminado es la mejor manera de cerrar el primer día.

Santa María del Tule y Mitla: naturaleza milenaria y legado ancestral
Desde el centro de Oaxaca, un buen plan es salir en auto hacia Santa María del Tule, a solo 20 minutos, para ver de cerca su famoso ahuehuete milenario.
Este árbol, considerado uno de los más grandes y antiguos del planeta, impacta por el tamaño de su tronco y transmite una tranquilidad única. Es una parada corta, pero especial, que conecta con la naturaleza antes de seguir el camino hacia el oriente.
En menos de 45 minutos se llega a Mitla, una zona arqueológica que sorprende con sus palacios cubiertos de mosaicos de piedra en formas geométricas que no se encuentran en ningún otro lugar de Mesoamérica.
Cada muro refleja la precisión y el simbolismo de la cultura zapoteca, invitando a recorrer el sitio con calma y a fijarse en los detalles que han resistido el paso de los siglos.
Muy cerca, talleres de textiles mantienen viva la tradición con tapetes y prendas elaboradas en telar de cintura y teñidas con colores naturales. Para cerrar la visita, hay restaurantes que ofrecen comida típica de la región, perfectos para disfrutar de un almuerzo antes de regresar.

Monte Albán: un viaje al mundo zapoteco
A menos de 30 minutos en auto desde el centro de Oaxaca se encuentra Monte Albán, Patrimonio de la Humanidad y cuna de la civilización zapoteca. Recorrer sus plazas y pirámides en lo alto de la montaña permite conectar con la historia mientras se disfrutan vistas de 360 grados sobre los Valles Centrales.
Caminar entre templos y estelas ofrece una inmersión única en el legado prehispánico, en un entorno que invita a detenerse y contemplar la magnitud de esta antigua ciudad.
Quienes buscan algo más activo pueden aprovechar los senderos que rodean la zona arqueológica para hacer caminatas entre paisajes semidesérticos, con vistas privilegiadas a los valles.
Otra alternativa es recorrer en bicicleta de montaña las rutas que conectan con pueblos cercanos como Santa María Atzompa, famoso por su cerámica vidriada, o Arrazola, donde se elaboran los icónicos alebrijes en madera de copal.
Estas actividades permiten combinar arqueología, naturaleza y tradición en una misma visita, antes de volver a la ciudad.

Ixtlán de Juárez: aventura y paisajes de altura
A solo una hora en auto desde Oaxaca capital, Ixtlán de Juárez es uno de los destinos más completos para quienes disfrutan de la naturaleza. Este pueblo, rodeado de bosques de pino, encino y niebla, forma parte de la red de comunidades de la Sierra Norte que han desarrollado proyectos de ecoturismo comunitario.
Caminar por sus senderos es encontrarse con orquídeas, hongos silvestres y aves que solo habitan en esta región, lo que lo convierte en un lugar perfecto para el senderismo interpretativo y la observación de flora y fauna.
La aventura aquí nunca falta: hay rutas de bicicleta de montaña con distintos niveles de dificultad, espacios para lanzarse en tirolesa y muros naturales ideales para practicar rápel.
Entre los sitios más visitados están el Cerro de Cuachirindoo y el mirador de Los Pozuelos, desde donde, en días despejados, se puede ver hasta el Pico de Orizaba.
Otra experiencia imperdible es explorar la Gruta El Arco, hogar de murciélagos y golondrinas que dan un toque único al recorrido.
Todo esto se complementa con la tranquilidad del pueblo, su cocina serrana a base de trucha y hierbas locales, y la hospitalidad de sus cabañas con todas las comodidades, que hacen que muchos quieran extender la estancia más de lo planeado.
Rutas cercanas: artesanías, mercados y pueblos con encanto
Además de los grandes sitios arqueológicos y naturales, hay comunidades a menos de dos horas de Oaxaca capital que se han convertido en paradas turísticas muy buscadas.
Cada uno invita a recorrer sus calles y disfrutar de la gastronomía local en un ambiente auténtico.
- San Bartolo Coyotepec (30 minutos en auto): famoso por el barro negro, con talleres abiertos al público y el Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca.
- San Antonio Arrazola (30 minutos en auto): cuna de los alebrijes, donde se pueden ver figuras talladas en madera de copal.
- San Martín Tilcajete (45 minutos en auto): otro gran centro de producción de alebrijes, reconocido por su estilo colorido y detallado.
- Teotitlán del Valle (40 minutos en auto): reconocido por sus textiles de lana elaborados en telar de pedal y teñidos con pigmentos naturales.
- Tlacolula de Matamoros (40 minutos en auto): destino obligado los domingos por su mercado tradicional, uno de los más antiguos del estado.
Después de recorrer estos pueblos, volver en auto al centro de Oaxaca permite cerrar el viaje con tranquilidad, ya sea descansando en el hotel o disfrutando de una cena en alguno de los restaurantes de la ciudad.
Un viaje por Oaxaca deja en la memoria sabores, paisajes y momentos que se disfrutan mejor en compañía. Con un auto, se visitan más lugares, se aprovecha mejor el tiempo y se vuelve posible diseñar la ruta a medida.
Por eso, rentar un auto en el aeropuerto de Oaxaca es la decisión que garantiza vivir el recorrido con la libertad de detenerse en cada sitio que despierta interés y volver con la satisfacción de haber explorado la esencia del estado.
También te puede interesar: Renta un auto para tu viaje y explora a tu ritmo sin depender de nadie