Peculiaridad climática parece proteger a EEUU de huracanes

Imagen del 7 de octubre de 2016 del huracán Matthew, difundida por la NOAA. (NOAA via AP) WASHINGTON (AP) — Una peculiaridad climática aparentemente ofrece una leve protección a la costa de Estados Unidos en la temporada de huracanes, al debilitar con frecuencia a las grandes tormentas cuando se acercan a las playas atlánticas, de acuerdo con un estudio nuevo.

Eso explicaría por qué han pasado más de 11 años desde que un huracán con vientos superiores a 177 kph (110 mph) llegó a tierra firme estadounidense.

El huracán Matthew de octubre pasado fue un ejemplo perfecto de esta singular “barrera protectora” estadounidense de vientos cruzados y aguas costeras más frías, según el autor del estudio, el climatólogo Jim Kossin de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA).

Matthew, que arrasó Haití con vientos de 233 kph (145 mph) y amenazó a Florida, finalmente tocó tierra en South Carolina con vientos de apenas 120 kph (75 mph).

El estudio de Kossin, publicado el miércoles en la revista Nature, halló que décadas de cambios en las condiciones del aire y el océano se combinan para debilitar las grandes tormentas en la costa estadounidense. Esta barrera protectora comienza cerca de la frontera con México en Brownsville, Texas y se vuelve más notable en la costa atlántica, dijo Kossin.

“Es un subproducto afortunado para la costa de Estados Unidos”, dijo Kossin. “Es en verdad lamentable que aparentemente seamos los únicos beneficiados por esta situación”.

El Océano Atlántico parece alternar entre ciclos de actividad mayor y menor en cuanto a huracanes. El ciclo mayor actual comenzó en 1993, después de un período menor de más de dos décadas.

Kossin elaboró un mapa de las temperaturas de la superficie marina y los niveles de cizalla del viento en el Atlántico donde advirtió pequeños cambios cerca de la costa estadounidense, pero solo durante un ciclo de actividad mayor. Su estudio halló un aumento llocalizado de vientos cruzados a gran altura —la llamada cizalla— que atacan la estructura de la tormenta. También halló que las temperaturas en la superficie del mar eran levemente más frías, lo que reduce el combustible del huracán, el agua cálida. Los cambios parecen producirse en función de condiciones naturales más amplias, añadió.

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En internet:

Nature: http://www.nature.com/nature

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Seth Borenstein está en http://twitter.com/borenbears

Ejemplos de su trabajo en: http://bigstory.ap.org/content/seth-borenstein

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