Corea del Sur se prepara para elegir presidente tras la tormenta Rasputina

Corea del Sur se prepara para elegir presidente tras la tormenta “Rasputina”

Corea del Sur celebra hoy el último día de campaña de unas elecciones presidenciales marcadas por el caso “Rasputina”, que ha forzado el cese de la conservadora Park Geun-hye y el adelanto electoral, y ha ayudado al liberal Moon Jae-in a encabezar con mucha diferencia las encuestas.

Los tres candidatos que acumulan mayor volumen de apoyo en los sondeos cubrieron hoy itinerarios maratonianos con el objetivo de convencer a los últimos indecisos.

Moon ofreció hoy un mitin en Busan (segunda ciudad del país y lugar clave al ser considerado un fortín de los conservadores), antes de realizar paradas en las ciudades de Daegu y Cheongju (centro) y poner punto final a su campaña en Seúl.

El candidato del Partido Democrático (PD) lidera las últimas encuestas (realizadas el pasado miércoles, puesto que la ley electoral no permite sondeos en los últimos cinco días de campaña) con una intención de voto del 42,4 por ciento.

Le siguen el centrista Ahn Cheol-soo, del Partido Popular, y el conservador Hong Joon-pyo, del Partido de la Libertad (el de la expresidenta Park), que se sitúan más de 20 puntos por detrás, empatando con un 18,6 por ciento de apoyo.

Mientras que Hong tenía prevista la misma ruta que Moon (Busan-Seúl), Ahn ha apostado por cerrar campaña en dos zonas “bisagra”; el distrito metropolitano de Daejeon y la región de Chungcheong, ambos en el centro del país.

Según muchos analistas, Moon ha ampliado su brecha con Ahn, que llegó a estar casi empatado al inicio de campaña, debido a que el centrista, tradicionalmente más inclinado a la izquierda, realizó propuestas buscando seducir al flanco conservador, destinado a ser el gran perjudicado en estos comicios por el caso “Rasputina”.

El escándalo, que ha supuesto el adelanto electoral tras forzar la destitución de la expresidenta conservadora Park Geun-hye el 10 de marzo debido a su rol en la trama, ha sacudido los cimientos políticos y económicos de Corea del Sur e indignado a sus ciudadanos, que durante meses se manifestaron pidiendo el cese de la exmandataria.

Park, que está en prisión preventiva desde marzo y encara ahora penas hasta de cadena perpetua, está acusada de crear una red de tráfico de influencias con su amiga Choi Soon-sil, conocida como la “Rasputina” por su influencia sobre la expresidenta.

A través de la trama, ambas habrían obtenido sobornos de al menos tres grandes empresas -entre ellas Samsung, cuyo presidenta también está encarcelado- por valor de unos 50 millones de dólares a cambio de obtener un trato de favor.

El caso ha terminado por suponer la primera destitución de un presidente y el primer adelanto electoral en Corea del Sur desde que el país recuperó la democracia en 1987.

Por otra parte, los persistentes ensayos de armas de Corea del Norte, que junto a la dialéctica endurecida de EE.UU han disparado la tensión en la península en los últimos meses, parecen motivar a un creciente número de surcoreanos a apostar por Hong -cuyo partido promete mano dura con Pyongyang- pese al escándalo “Rasputina”.

Y es que según las encuestas, el conservador ha remontado 8,6 puntos en el último mes (lapso en el que Corea del Norte lanzó tres misiles) hasta empatar con Ahn.

Aún así quedaría muy lejos del 51,6 por ciento de los sufragios que se llevó Park en 2012, cuando se convirtió en el jefe de Estado elegido con mayor volumen de apoyo en la historia del país.

Por su parte, Corea del Norte ha querido precisamente captar hoy de nuevo la atención mediática en el último día de campaña con un editorial en su diario estatal, el Rodong Sinmun.

En el texto, Pyongyang aboga por acabar con la confrontación entre las dos Coreas y abrir una “nueva era de reunificación” sin la presencia del partido conservador surcoreano en el poder, donde se ha instalado en los últimos diez años, una década en la que los lazos intercoreanos se han deteriorado enormemente.

Ambos países siguen técnicamente en guerra, ya que el conflicto que los enfrentó entre 1950 y 1953 acabó con un alto el fuego en vez de un tratado de paz.

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